Los signos del Apocalipsis son mútiples y variados, todos contenidos en el último de los libros que componen la Biblia, dentro del Nuevo Testamento, y que fue escrito por San Juan.
Como el Apocalipsis de San Juan, último libro de la Biblia, utiliza un lenguaje simbólico, sus imágenes resultan misteriosas, difíciles de comprender, sus símbolos son mútiples.
Una recopialción de todo lo contenido en el Apocalipsis consta en en la web citada, así como una guía de interpretación de los 7 símbolos. (6)
El Apocalipsis consta de siete visiones que suman 404 versículos, y contiene 518 citas del Antiguo Testamento. Cada una de estas siete visiones tiene otras siete complementarias y otras curiosas revelaciones. Algunos autores dividen la obra en tres partes: introducción (hasta 1,8); cuerpo de la obra (visiones) y conclusión (desde 22,6). En el desarrollo de la obra se pueden distinguir cuatro tiempos: el pasado, hasta la primera venida de Cristo; el presente, hasta el fin de la persecución contra los cristianos; el milenio, o la paz tras las persecuciones; y el "fin lejano", con la victoria del bien contra el mal.
REVISIÓN POR CAPÍTULOS
Visión 1: (capítulos 1 al 3)
Visión de Cristo Rey. Éste dicta a Juan siete cartas a cada uno de los siete ángeles de "las siete iglesias", que algunos interpretan como los siete períodos de la Iglesia. Los nombres son: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea. Al ángel de la iglesia de Tiatira le previene contra Jezabel, profetisa que enseña a fornicar. Este personaje, reina de Israel en el s. IX a.C., se ha llegado a convertir en el símbolo de la mujer malvada, que rinde culto a los falsos dioses (costumbres que practican también los nicolaítas en Éfeso y Pérgamo). La peculiar interpretación de cada período hace que hoy nos encontremos en el séptimo, el de la Iglesia tibia, desde 1962 (Concilio Vaticano II). Entre las curiosidades, las llaves de la muerte y del infierno, que guarda Jesús en persona. (La del cielo la tiene San Pedro, cuyos descendientes son los papas: por eso podemos saber quién está ahí -los santos- pero no quién en el infierno).
Desde el capítulo 4 hasta el 11 asistimos a las visiones que anuncian grandes calamidades para el mundo cristiano, que luego se especifican más en los capítulos 12 al 16.
Visión 2: (capítulos 4 al 7)
Visión del cielo. Allí, Dios sentado en su trono con un libro (un rollo de papel) cerrado con siete sellos (el futuro: la humanidad sojuzgada por el diablo). Llega el cordero de Dios y va abriendo los sellos, cuya liberación va dando paso a personajes y eventos. Los cuatro primeros son los famosos caballos y sus jinetes, señales precursoras de la gran lucha. El blanco (falsos mesías o simples vencedores), cuyo jinete tiene una corona y recibe un arco; el rojo (guerra): a su jinete se le entrega una espada; el negro (hambre e injusticia), es montado por el portador de una balanza; y el amarillento (enfermedades mortales), cabalgado por la muerte.
El quinto sello son los mártires, el sexto las catástrofes (terremoto, sol negro, luna sangrante, estrellas cayendo) que precederán al fin. El séptimo sello, además de una película de Bergman, es el del anuncio del fin, con el sonido de las siete trompetas y los 144.000 sellados, los judíos que se salvan (también está la "gran muchedumbre", el resto de los que no caen al infierno).
Visión 3: (capítulos 8 al 11)
Visión del altar en la Tierra. Se abre el séptimo sello, hay media hora de silencio (suspense) y las siete trompetas que tocan los siete ángeles corresponden a las siete plagas sobre Egipto en el Éxodo. Cada vez que toca una trompeta, pasan cosas tremendas: granizo y fuego, la mar ardiendo, meteorito (llamado Ajenjo, como la hierba amarga con la que se hace el vermú: por eso vuelve amarga el agua de los ríos), se apagan parcialmente el sol, la luna y las estrellas, cae luego una estrella, que abre el abismo, del que salen langostas torturadoras dirigidas por Abaddón, el ángel exterminador, luego llega un ejército gigante del río Eúfrates y mata a la tercera parte de la humanidad. No obstante, los que quedan siguen adorando a falsos dioses con sus asesinatos, hechicerías, fornicaciones y rapiñas. Un ángel sin número le da a Juan a comer un librito (las escrituras) para que predique. Y la séptima trompeta anuncia el final: triunfo del Imperio de Dios, con visión del Arca de la Alianza en el cielo incluida.
A partir del capítulo 12, se especifica la lucha. Los contendientes primeros, la Virgen María por el bando del bien; y el Dragón Rojo de siete cabezas, por el del mal.
Visión 4: (capítulos 12 al 14)
Visión de la gran batalla, presentando primero sus siete grandes señales. La mujer envuelta en sol, con la luna sus pies y una corona de doce estrellas (la Virgen, que está encinta y grita); el gran dragón ("la antigua serpiente, que se llama Diablo y Satanás") de siete cabezas que se quiere zampar a Cristo en cuanto nazca (el diablo); el hijo que nace y Dios se lo lleva; el destierro del demonio y sus ángeles a la tierra: éste persigue a María pero no la pilla y entonces la toma con el resto de los habitantes; la descendencia de la mujer (los creyentes); y las dos bestias, nuevas encarnaciones del Mal: la del mar, el Anticristo, poder político mundial con siete cabezas, cuyo número es el 666, y la de la tierra, el falso profeta, una especie de antipapa, emisario del Anticristo. Luego nos muestra cómo el cordero (Jesús) y sus seis ángeles (siete en total) anuncian la victoria. Y después los ángeles se dedican a vendimiar a los buenos de entre los malos.
Visión 5: (capítulos 15 y 16)
Visión de los vencedores y las siete copas de oro rebosantes de la cólera de Dios que lanzan las siete plagas contra los idólatras. La que los ulcera, la que mata la vida marina, la que mata la vida de las aguas dulces, la que enciende el sol hasta achicharrar, la que oscurece todo y da dolor, la que seca el Eúfrates (en esta sexta copa se menciona el Armagedón, que es la batalla del cordero contra las fuerzas del mal) y la que provoca catástrofes. Pero los adoradores de la Bestia siguen blasfemando contra Dios (se entiende).
Visión 6: (capítulos 17 al 19)
Visión de la Gran Ramera (Babilonia; también el Imperio Romano anticristiano coetáneo de Juan), que cabalga sobre la bestia escarlata o roja (así llaman al comunismo) de siete cabezas, y con quien fornican todos (metáfora de la idolatría). Después viene la consiguiente victoria del cordero, acabando con la prostitución y el lujo de la Ramera. Los mercaderes se lamentan, porque ya no tienen donde enriquecerse con su comercio de... "oro y plata, piedras preciosas y perlas, lino y púrpura, seda y escarlata, toda clase de maderas olorosas y toda clase de objetos de marfil, toda clase de objetos de madera preciosa, de bronce, de hierro y de mármol; cinamomo, amomo, perfumes, mirra, incienso, vino, aceite, harina, trigo, bestias de carga, ovejas, caballos y carros; esclavos y mercancía humana". Tras la victoria llegan, por fin los siete juicios... y las bodas del cordero. O sea, Dios, que se casa con los justos (Jerusalén). Luego vuelve a contar la batalla, con Jesús montado esta vez en un caballo blanco, y por fin el festín.
Visión 7: (capítulos 19 al 22)
Visión de la alegría tras el banquete victorioso; después, los mil años simbólicos de reinado de Jesús (en su segunda visita a la Tierra, según unos; en el cielo, según otros). Muestra siete hechos: Satanás encadenado en el abismo durante estos mil años; el milenio de los mártires (los santos, que ya están con Jesús, antes que los buenos que esperan el juicio final); el milenio nuestro, el de quienes estamos vivos; Satanás soltado "por poco tiempo" (hasta su derrota); la gran batalla; Satanás (en sus tres personalidades) arrojado al fuego; y el Juicio. Luego, descripción del cielo (la Jerusalén celestial, la novia del Cordero), empezando por el estado eterno de quienes se encuentren allí o en el infierno; la descripción habla de su brillo de oro puro, su forma cúbica, su belleza, y su ambiente diurno, con un río de agua viva, árboles de la vida y demás. Al final, la promesa de que Jesús viene pronto (para permanecer reinando sobre el mundo durante un tiempo indeterminado) y las plagas y la condena eterna para quienes modifiquen las palabras del texto. Como curiosidad de este último bloque, la promesa de siete novedades: un cielo y tierra, un pueblo, una esposa, un hogar, un templo, una luz y un paraíso. Todo nuevo.
El Apocalipsis cierra pues el ciclo bíblico, que comienza con el Génesis (origen de todo), y cuenta con los mismos elementos: el cielo y la tierra, el día y la noche, el sol y la luna, la vida (y su árbol) y la muerte, la mujer y la serpiente... y al final, la expulsión del hombre del Paraíso acaba bien, recuperando Dios a los hijos de Adán que no le han fallado.